miércoles, 23 de enero de 2013

Capitulo 10 Pablo


Después de hablar con Daniela escuché el timbre de la puerta. Fui y abrí sin mirar por la mirilla.
Delante de mí me encontré al diablo en persona. Era Carlos con unos ojos encendidos de rabia y odio y una sonrisa vagamente maligna. Su cabello rubio le caía a mechones por la cara, sudada. Me miraba fijamente y noté que me atravesaba con la mirada.
Lo había estado buscando durante mucho tiempo y él me había encontrado. No tenía tiempo para pensar. Él pasó a mi piso mientras Tulán le mordía los bajos del pantalón.
-¡Quita bicho!- lo apartó con una patada. El cachorro soltó un gemido y se escondió tras el sofá. Carlos miró a su alrededor.- Te lo montas bien… bonita casa para vivir… TÚ SOLO.- Se volvió para mirarme. Su sonrisa no se había desvanecido.
-Te he estado buscando- le dije apretando los puños haciendo crujir todos los nudillos.
-Aquí me tienes.-dijo separando los brazos del cuerpo, levantándolos y luego volviendo a dejarlos caer.
-Nuestros padres nos enviaron para esto, ¿no? Para que yo te destruyera y tú a mí.
-Te equivocas, a mi me enviaron para matarte y voy a cumplir mi misión.
Su amenaza no me alteró, sabía que tarde o temprano debíamos luchar ángel y demonio a muerte.
-No en mi casa.
-Está bien.
Se encaminó a mi terraza y saltó desde ella, yo miré a Tulán e hice lo mismo, sin pensar en que había dejado la casa abierta para todo el mundo.
Caí de cuclillas con una mano apoyada en el suelo y busqué a Carlos con la mirada. Corrí por la calle como nadie nunca lo ha hecho. Invisible para los demás. Ya no me importaba la gente, ni lo que pensara, ni lo que dijera, solo tenía dos objetivos. Primero acabar con el heredero del que mató a mis padres y segundo, ir a buscar a Daniela.
No notaba mi aliento porque ya casi no me quedaba. Despegué del suelo con un salto y no volví a tocarlo.

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