miércoles, 6 de febrero de 2013

Capitulo 11 Daniela


Llegué al portal de su casa y observé desde la calle, la parte de su terraza que se veía, las cortinas del comedor bailaban con el aire. Una vecina me dejó pasar, yo subí corriendo las escaleras hasta el último piso y vi que la puerta de su casa estaba abierta. Entré en busca de Tulán. No lo vi por ninguna parte así que lo llamé. De pronto salió de detrás del sofá, tenía las orejas echadas hacia atrás y el rabo entre las piernas. Estaba asustado. Rodeé el sofá y vi su cuenco de comida vacío. Pablo me había dicho que le tenía que dar de comer…
Volví la vista hacía el ventanal. La puerta corredera estaba abierta y las cortinas revoloteaban. Salí al exterior y miré por todos lados. Ni rastro de Pablo. Sin embargo, allí dónde lo había visto antes, seguía el coche de Carlos.
Entre y miré por todos lados, en su cuarto, en el baño, en el otro dormitorio, en la cocina, no había rastro de Pablo ni rastro tampoco de pistas que pudieran ayudarme a saber dónde estaba mi amigo.
Encima de la mesa de la cocina había una bolsa de cubitos deshechos, ¿pero que podía decirme aquello?
Sabía casi seguro de que Pablo escondía algo, que tenía un secreto, pero poco a poco fui descubriendo que Carlos también lo tenía y que ambos secretos estaban relacionados.
La duda hizo que me decidiera por salir de aquella casa y buscarlo por toda la ciudad.
Corría como nunca antes lo había hecho, miraba por todos lados, por todos los escaparates, en todos los coches… y seguía preguntándome lo mismo: porqué Pablo había dejado toda su casa abierta y que escondían Carlos y él.
Tras correr un buen rato me detuve y me apoyé en la pared. Sin poder evitarlo mis ojos se empañaron y fueron soltando lágrimas que resbalaron por mis mejillas y cayeron al suelo.
Aún estando agotada decidí continuar.
Me sentía sola. Como si estuviera sola en el mundo. Todo el mundo desapareció y de pronto también lo hizo el Sol. El cielo azul se cubrió con un manto de nubes grises. Un relámpago iluminó mi cara que miraba al cielo esperando a que cayeran las gotas que venían a continuación. Un trueno.

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