Ella me abrazó con fuerza. Apoyé
delicadamente mi barbilla en su hombro y reconocí a Carlos de lejos, mirándome
sonriendo. De pronto desapareció. Rugí.
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-¿Qué pasa?
-Nada, es solo, que…
-¡Pablo!- me sobresalté.- ¿Qué te
pasa, tío? Estás rarísimo.
-Ha sido un día bastante agitado.-
pensé en todo lo que había pasado.- lo peor es que aún no ha terminado.
-Esta mañana al salir de tu casa me
topé con Carlos. Ese tío es un capullo.
Ella soltó un “tsé” girando la
cabeza, yo la agarré por los hombros.
-¿Cómo que te lo has encontrado?
¿Por qué es un capullo? ¿Te ha hecho algo?- empecé alterarme y se me notaba
muchísimo.
-No, no me ha hecho nada, estoy
bien.-parecía que fuese su madre.- Joder, ni mi madre me hace tantas preguntas.
-Lo siento, perdona.-Agaché la
cabeza y moví el pie derecho, que se me había dormido, como gesto de
arrepentimiento por preocuparme tanto por ella.
-Hey, no pasa nada, no está mal que
te preocupes por mí, pero estoy bien. Sin embargo, ¡mírate tú! Das pena.
Dudé de que la excusa del gato
hubiera colado, pero o ella pensaba que era cierto o pasaba del asunto. Mejor,
menos preguntas.
Anduvimos por la avenida un buen
rato. Hasta llegar al portal de mí casa. Hablando de lo que había pasado.
Hablando del tiempo, que está muy loco.
-Pablo, respecto a lo de… nosotros…-
no sabía cómo decírmelo.- no sé como decírtelo. Es que es complicado haber, me
gustas mucho, sé que eres el chico de mis sueños pero encuentro que enamorarse
es una palabra, que en este momento se me hace grande. Te quiero, pero como
amigo, Pablo, de momento no quiero nada más.
Me llevé una gran decepción, aunque
en el fondo sabía que era lo mejor, ella había hecho lo correcto, ella había
hecho lo que yo debería. Me dolieron aquellas palabras. Y no la entendí.
“Le gusto mucho, sabe que soy el
chico de sus sueños, pero no está enamorada de mi y solo quiere ser mi amiga”
Saqué dos conclusiones de todo aquello o Daniela tenía miedo al compromiso o
estaba indecisa.
“Indecisa…” pensé. “Indecisa tal
vez porque prefiere a otro. Indecisa tal vez, porque le guste Carlos.” Aparté
esa idea de mi mente, descartaba aquella opción, Daniela sería indecisa pero no
tonta, aquel tío era un CAPULLO en mayúsculas.
-Bueno, no pasa nada, supongo
que…-tardé en reconocer lo que iba a decir.-… te entiendo.
-Vaya, me alegro que lo entiendas,
es que he estado pensando en muchas cosas y siento que, bueno, no hay la
suficiente confianza.- Movió las manos con señal de que eso iba por algo en
concreto.- Se que tienes ciertas cosas, ciertos secretos, que no quieres que yo
sepa. Al menos eso me parece. Y no creo que eso sea un buen comienzo, por eso
prefiero empezar como amigos. ¿Qué me dices, amigos?
“¿Que qué le digo? Me ha dejado estupefacto
con su conclusión, no porque no la entendiera, al contrario, la entendía
perfectamente, sino por dar en el grano con lo de los secretos.”
-Amigos.-contesté. Ella me tendió
la mano, yo se la estreché. Luego me abrazó y volví a gemir.
-Está bien, vas a empezar a
contarme la verdad sobre cómo te hiciste esa cicatriz.- Supuse que se refería a
la de la espalda.
Rebufé. Ser ángel era tan aburrido,
tan difícil y a la vez tan excitante que por un instante se me pasó por la
cabeza la idea de contárselo todo. Pero pensé que si se lo contaba correría
peligro, más incluso del que tenía ya ahora, después de conocerme.
-Dani, lo siento, es algo que no
puedo contarte, algo que empezó hace muchos años.
-¿No confías en mí?- me preguntó
poniendo ojos tristes.
-Mejor entramos en mi casa.- Le
pasé el brazo por la espalda y la conduje hasta mi casa.
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