miércoles, 6 de febrero de 2013

Capitulo 15 Pablo

Ella me abrazó con fuerza. Apoyé delicadamente mi barbilla en su hombro y reconocí a Carlos de lejos, mirándome sonriendo. De pronto desapareció. Rugí.

-¿Qué pasa?
-Nada, es solo, que…
-¡Pablo!- me sobresalté.- ¿Qué te pasa, tío? Estás rarísimo.
-Ha sido un día bastante agitado.- pensé en todo lo que había pasado.- lo peor es que aún no ha terminado.
-Esta mañana al salir de tu casa me topé con Carlos. Ese tío es un capullo.
Ella soltó un “tsé” girando la cabeza, yo la agarré por los hombros.
-¿Cómo que te lo has encontrado? ¿Por qué es un capullo? ¿Te ha hecho algo?- empecé alterarme y se me notaba muchísimo.
-No, no me ha hecho nada, estoy bien.-parecía que fuese su madre.- Joder, ni mi madre me hace tantas preguntas.
-Lo siento, perdona.-Agaché la cabeza y moví el pie derecho, que se me había dormido, como gesto de arrepentimiento por preocuparme tanto por ella.
-Hey, no pasa nada, no está mal que te preocupes por mí, pero estoy bien. Sin embargo, ¡mírate tú! Das pena.
Dudé de que la excusa del gato hubiera colado, pero o ella pensaba que era cierto o pasaba del asunto. Mejor, menos preguntas.
Anduvimos por la avenida un buen rato. Hasta llegar al portal de mí casa. Hablando de lo que había pasado. Hablando del tiempo, que está muy loco.
-Pablo, respecto a lo de… nosotros…- no sabía cómo decírmelo.- no sé como decírtelo. Es que es complicado haber, me gustas mucho, sé que eres el chico de mis sueños pero encuentro que enamorarse es una palabra, que en este momento se me hace grande. Te quiero, pero como amigo, Pablo, de momento no quiero nada más.
Me llevé una gran decepción, aunque en el fondo sabía que era lo mejor, ella había hecho lo correcto, ella había hecho lo que yo debería. Me dolieron aquellas palabras. Y no la entendí.
“Le gusto mucho, sabe que soy el chico de sus sueños, pero no está enamorada de mi y solo quiere ser mi amiga” Saqué dos conclusiones de todo aquello o Daniela tenía miedo al compromiso o estaba indecisa.
“Indecisa…” pensé. “Indecisa tal vez porque prefiere a otro. Indecisa tal vez, porque le guste Carlos.” Aparté esa idea de mi mente, descartaba aquella opción, Daniela sería indecisa pero no tonta, aquel tío era un CAPULLO en mayúsculas.
-Bueno, no pasa nada, supongo que…-tardé en reconocer lo que iba a decir.-… te entiendo.
-Vaya, me alegro que lo entiendas, es que he estado pensando en muchas cosas y siento que, bueno, no hay la suficiente confianza.- Movió las manos con señal de que eso iba por algo en concreto.- Se que tienes ciertas cosas, ciertos secretos, que no quieres que yo sepa. Al menos eso me parece. Y no creo que eso sea un buen comienzo, por eso prefiero empezar como amigos. ¿Qué me dices, amigos?
“¿Que qué le digo? Me ha dejado estupefacto con su conclusión, no porque no la entendiera, al contrario, la entendía perfectamente, sino por dar en el grano con lo de los secretos.”
-Amigos.-contesté. Ella me tendió la mano, yo se la estreché. Luego me abrazó y volví a gemir.
-Está bien, vas a empezar a contarme la verdad sobre cómo te hiciste esa cicatriz.- Supuse que se refería a la de la espalda.
Rebufé. Ser ángel era tan aburrido, tan difícil y a la vez tan excitante que por un instante se me pasó por la cabeza la idea de contárselo todo. Pero pensé que si se lo contaba correría peligro, más incluso del que tenía ya ahora, después de conocerme.
-Dani, lo siento, es algo que no puedo contarte, algo que empezó hace muchos años.
-¿No confías en mí?- me preguntó poniendo ojos tristes.
-Mejor entramos en mi casa.- Le pasé el brazo por la espalda y la conduje hasta mi casa.

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